José Ramón Galán Talens

17 de mayo de 2018 

En el mundo antiguo la práctica de cualquier deporte y entre ellos el tiro, no era más que una especie de preparación para el combate. Los avances de la sociedad moderna nos permiten practicarlos con fines puramente lúdicos que conocemos como deporte.

Sobre mis armas

A lo largo del tiempo he utilizado varias armas para Cominazzo. Supongo que al principio, y por desconocimiento, opté por armas de bajo precio, y también rendimiento, pensando que podría conseguir todo con ellas. Primer error, sin que ello signifique nada rotundo. Para competir al más alto nivel, se precisa de armas comparables a las de tus adversarios.

La primera pistola con la que comencé fue una producida por Ardesa, de bajo precio y solo apta para el tiro de entretenimiento sin más pretensiones.

La cambié pronto por un modelo de Pedersoli de bajo precio, la Charles Moore. Es la pistola que usé en mis inicios, y conseguí sacarle cierto partido, pero con las reparaciones y mejoras podría haber adquirido una pistola de calidad. Era una pistola muy básica a la que tuve que hacerle muchos retoques, principalmente en el barniz y cuadrillado de la empuñadura, que tuve que encargar que quitaran y se rehicieran. La llave acorde con su bajo precio, necesita de mejoras importantes para hacerla funcionar con cierta fiabilidad. El rastrillo es necesario calzarlo o fabricarlo de nuevo con acero forjado, y el muelle hay que buscar uno más eficaz, y que se adapte a los nuevos requerimientos deportivos. Tal como viene de origen es imposible obtener la regularidad necesaria que se precisa para competir, además resulta exigente en demasía con las piedras, su orientación y estado del filo.

A continuación de esta cambié durante una temporada al modelo Lepage del mismo fabricante. No conseguí adaptarme, principalmente por su brusco comportamiento. La considero una pistola de calidad y funcionamiento en condiciones que otra ni siquiera dispararía. Tiene una llave correcta y sensibilizador de disparo de calidad. Pero bajo mi punto de vista, la forma o curvatura de la culata trasmite todo el retroceso hacia el codo del tirador, algo a lo que siempre he tenido prevención por las lesiones. Sin embargo algunos tiradores de renombre internacional la emplean sin problema alguno.

La siguiente en la lista fue un modelo Manton fabricada en Austria. Era una pistola de alto precio que me cedieron, sin embargo la llave nunca encendió correctamente, por lo que no obtuve ningún resultado alentador y fue devuelta antes de acabar la temporada.

La última de la lista, y la definitiva, es otra Manton. En este caso el modelo producido por el fabricante español ARSA. Con esta pistola he conseguido los mejores resultados y éxitos deportivos. Es de entre todas la más regular. Tal como vino de origen ya me impresionó su comportamiento uniforme, que en definitiva es lo que buscamos en un arma de competición, que no sea exigente en exceso con el tipo de piedra, ángulos de ataque etc. Tiene unos resortes muy potentes que le permiten terminar las competiciones con piedras que otras pistolas rechazarían.

También he tenido una bella Harding London original de calibre .54. Pistola inglesa fiable y precisa, pero no me veo compitiendo en original, así que se la pasé a un compañero coleccionista.

A estas alturas resulta obvio que mi pistola favorita es la Manton de Arsa. Y es que hemos viajado juntos por todo el mundo, y nunca me ha defraudado, su comportamiento ha sido siempre el correcto, y los posibles fracasos siempre han sido achacables al tirador, es decir, a mí mismo. Como anécdota, contaros que en el viaje de regreso del mundial de Australia 2008, llegó a la intervención de armas del aeropuerto de Madrid con un fortísimo golpe y la empuñadura partida en dos, se mantenía unida por la guarda baja. Me disgusté mucho al principio, pero son cosas que ocurren en los viajes transoceánicos. Afortunadamente mi amigo Jesús Mari Araquistain, el padre de la pistola, la recompuso con tal maestría que hoy en día cuesta ver por donde estuvo partida.

El modelo de pistola Manton que empleo no lleva ningún tipo de recámara sofisticada, como algunos modelos de la época. Es un arma no demasiado grande, de calibre 45 y cañón pesado que facilita el control del disparo. El propio oído cumple la función “booster” en su cámara interna, y la recámara propiamente dicha es un estrechamiento del ánima en la zona del culatín o tornillo de cierre del cañón. La llave se comporta de forma eficiente con la mayoría de piedras, pero en especial con las de sílex y no es demasiado exigente en cuanto a la colocación de la misma.

Cuando las condiciones de encendido son las correctas, el disparo es casi instantáneo, y serán las condiciones técnicas del tirador las que determinen el resultado. Personalmente estoy muy satisfecho de mí pistola, tanto el metal como la madera están muy ajados por tantísimos disparos y viajes alrededor del mundo. Pero sigue totalmente operativa y no la cambio por ninguna otra, a pesar de que tengo otra pistola Manton de Arsa totalmente nueva. Me siento muy identificado y cómodo con ella en la mano.

Después de lo comentado hasta el momento, queda claro que el arma idónea será la que permita un disparo “pronto”, así como disponer de un disparador bien ajustado, una culata que nos facilite el agarre y un cañón de ánima lisa bien pulido para que acumule pocos residuos. El oído o canal de fuego nunca debe tener un diámetro inferior a 1,5 m/m, pero al autor considera que tampoco debe ser mayor de 1,7 m/m.

Esto último solo es una opinión personal, y entre los tiradores más destacados existe una gran disparidad de criterio a este respecto.

 

 


Fotomontaje de la Manton de Arsa propiedad del autor y con la que lleva compitiendo más de 15 temporadas.

 


Fotomontaje de la Lepage de Pedersoli propiedad del autor y con la que no ha llegado a participar en competiciones de nivel debido a circunstancias descritas en el texto.

 


Fotomontaje de la Harding London propiedad del autor. Nunca he competido con ella, aunque si la he empleado en competiciones locales.

 


Fotomontaje de la Manton de Arsa propiedad del autor con el estadillo correspondiente al europeo 2005 disputado en Pforzheim y que valió la medalla de plata, la primera medalla internacional conseguida con esta pistola y especialidad deportiva.

 


Fotomontaje de la Lepage de Pedersoli de Josep Patiño con los blancos conseguidos en el Campeonato de España 2004 y que le valieron el récord de la especialidad vigente.

 


Fotomontaje de la Manton de Arsa propiedad del autor, con la culata partida tras el viaje de regreso del mundial 2008 (Australia).

 


Simulación de la recámara de la pistola Manton de ARSA.

 

Moxam London original propiedad de Josep Patiño.

 

 

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