Las armas de
fuego individuales fueron tan determinantes en las batallas
medievales, que la caballería pesada tuvo que reconvertirse
tras el fracaso que supuso la batalla de Pavía en 1525. La
mayor parte de la nobleza francesa, e incluso su rey
Francisco I, cayeron abatidos por los arcabuceros españoles.
A partir de
ese momento y con la aparición de la llave de pedernal, mas
fácil de producir y eficiente que las de mecanismo de rueda
y mecha, fue posible la fabricación de
pistolas de arzón con
una mayor capacidad de fuego, al ser más sencilla su carga y
disparo. Este hecho unido a la movilidad de las brigadas
ligeras montadas, permitió dar rápidos golpes de mano a las
formaciones estáticas de infantería, rehuyendo en todo caso
a los arcabuceros, que serán en definitiva sus mayores
enemigos, dado el mayor alcance y precisión de estos
respecto de las pistolas.
La llave de
pedernal significó un gran avance armamentístico que
perdurará más de 300 años, desde finales del XVI hasta
mediado el XIX. Fueron aplicados en armas cortas, largas y
piezas de artillería, especialmente naval.
Aunque entre los siglos XIV y XV ya aparecen algunos cañones
de mano, precursores de la pistola, no será hasta el XVI
cuando se empiezan a fabricar las pistolas casi como las
conocemos actualmente. No como arma corta individual, sino
como arma de ataque para la caballería, que hasta ese
momento solo había recibido las descargas de las compañías
de arcabuceros, aguantándolas sin poder hacer nada por
rechazarlas.
Estas pistolas se denominaron “de arzón” por ser
donde se colgaban, en el arzón de la montura, y se
fabricaban por parejas (una para cada lado del arzón) para
dar una mayor potencia de fuego al caballero.
A pesar de la poquísima precisión de este tipo de armas,
fueron bastante efectivas en el campo de batalla, debido
fundamentalmente a lo cerrado de las formaciones defensivas
contra las cargas de caballería, y que estaban compuestas
principalmente por piqueros. No obstante este tipo de
pistolas con llave de rueda resultaban extremadamente caras
y muy frágiles en campaña, por lo que su uso fue marginal
hasta la aparición de la llave de chispa (finales del siglo
XVI, principio del XVII), muy fiable y asequible respecto de
las de rueda.
Ver
publicación Museo Arqueológico, "La Pistola, una
nueva táctica de defensa". Gaspar Aranda.
Ver
publicación de la universidad Complutense de Madrid "La
llave de española". José Borja.
Ver publicación "Historia de las armas a través de la
colección del Museo del Ejército". José Borja.
Ver "Catálogo de armas" publicado por la Junta de
Andalucía.