Sílex, jaspe y ágata, son las piedras comúnmente
empleadas en este tipo de llaves, básicamente son cuarzos, un sílice con una dureza aproximada
de 7 en la
escala de Mohs. Entre ellas existen
apreciables diferencias, tanto en colores como en la
composición y densidad, debido principalmente a su
origen, sedimentario, metamórfico e ígneo, como a las
impurezas, que pueden llegar al 20%. Todo ello puede “ablandar”
la piedra, de forma que el filo se desgastará en lugar
fragmentarse en pequeños cristales manteniendo siempre
un filo cortante, que es lo deseable para el buen
funcionamiento de la llave.
Este efecto se aprecia muy bien en las piedras de jaspe,
no tanto en la de sílex, un sílice en general más
uniforme.
Actualmente se obtienen piedras de sílex para tiro con
el mismo procedimiento que antaño, es decir por
fragmentación a partir de un nódulo de origen
sedimentario del que se arrancan lascas alargadas que
posteriormente son cortadas a medida.
Actualmente son dos los artesanos que suministran a la
mayoría de tiradores, Tom Fuller con su famoso sílex
inglés de color oscuro, casi negro, y Jean Dutrieux que
emplea un sílex francés de color caramelo. Sin duda las
piedras del inglés son las más famosas y difundidas
mundialmente, mientras que las del francés quedan
circunscritas al mercado local y ocasionalmente europeo.
Aunque se busca una cierta homogeneidad, no existen dos
piezas iguales, más bien todo lo contrario y la
irregularidad es la norma.
También contamos con otros tipos de sílice, el jaspe y
la ágata. Estas
piedras son
cortadas de forma industrial.
Es la alternativa moderna al
pedernal y
como todo, tiene sus defensores y detractores.
Cuentan con la
ventaja de tener siempre las mismas dimensiones, por lo
que su instalación es más simple, y además son útiles
por ambos lados. Entre los contras, podríamos destacar
la irregular dureza que presentan y su mal
comportamiento con los rastrillos de menor dureza,
ya que tienden a "clavarse" y los destrozan en pocos golpes.
Somos muchos los tiradores y aficionados que hemos
intentado librarnos de la dependencia de tener que
comprar las piedras, especialmente porque en muchos
casos tenemos que adaptarlas, generalmente acortándolas,
a la medida que requiere nuestra pistola. La mayoría lo
hemos descartado por varios motivos, y supongo que la
falta de habilidad y la escasa disponibilidad de materia
prima adecuada pueden ser las principales causas.
Sin embargo si hay algunos aficionados que son capaces
de tallar ellos mismos sus piedras, y no solo eso, sino
que consiguen buenos resultados. Algunos emplean el
método tradicional de extraer lascas y romperlas después
al tamaño adecuado, mientras que otros las tallan o
recortan empleando máquinas herramientas. Escribo con
conocimiento de causa, pues tengo amigos muy capaces que
se las cortan a partir de sílice blanco
y marrón
de origen
español, el mismo que durante siglos ha venido
empleándose en los
trillos. Por supuesto
me suministran algunas y
las suelo
emplear con excelentes resultados, al menos similares
a los de cualquier otro sílex de corte irregular.
La duración de una piedra depende de la instalación
inicial y de ella misma. Mientras que algunas pueden
aguantar 50 o más golpes, otras fallan en los primeros
intentos. Los buenos pedernales instalados en llaves de
calidad suelen auto-afilarse, desprendiéndose de
partículas cristalinas en cada golpe. No obstante, y al
mismo tiempo, el borde del filo va subiendo, por lo que
es probable que la zona de incidencia de las chispas sea
diferente entre el principio y final de la sesión de
tiro, siendo conveniente comprobarlo tras varios
disparos. En otras ocasiones el borde se pone romo y es
necesario y sencillo “afilarlo” dándole un
pequeño golpe, de arriba abajo, con un objeto metálico
que abarque todo el filo. Este procedimiento fue
descrito por
D. José Borja, pionero del tiro deportivo
con armas de avancarga. “Pepe”,
recientemente fallecido,
fue uno de
los máximos impulsores del Tiro Deportivo con armas
Históricas de Avancarga en nuestro país, y sin duda
alguna el maestro que a través de sus publicaciones nos
ayudó a entender el mundo de la pólvora negra, y con
ello me refiero a los de mi generación.
¿Cuáles son las mejores piedras para Cominazzo?
Supongo que es la pregunta que viene a la mente de
cualquier aficionado, yo también me la hago
constantemente. Personalmente he utilizado los cuatro
tipos predominantes, el sílex negro inglés, el de color
caramelo francés, el jaspe y las piedras de ágata.
También en los últimos tiempos sílice español blanco
fabricado artesanalmente por un amigo para uso personal.
Con todas ellas he conseguido buenos y malos resultados.
Me gusta el corte del sílex negro y su comportamiento.
Sin embargo en competiciones internacionales siempre
acabo utilizando jaspe, que pruebo hasta que consigo que
pase bien, ya que tiende a "clavarse".
Para los entrenamientos y competiciones menores,
cualquier sílex cumple perfectamente y daña menos el
rastrillo. La piedras industriales
someten al rastrillo a un fuerte estrés
mecánico.
¿Pero entonces cuál es la más aconsejable?
A un aficionado que se inicia aconsejaría que comience
con
el
sílex que le sea más fácil de conseguir. Solo
cuando considere que le gusta la modalidad lo suficiente
como para embarcarse en la aventura de competir en
Cominazzo, entonces si debe probar con todas las
piedras, tanto los modelos de sílex como las
de corte industrial,
ágata y
jaspe.
¿Cuando
debo sustituir la piedra?
Depende de
si hablamos de competición o de un simple entrenamiento.
En
competición a la mínima duda, un retardo o bien un
disparo perfectamente ejecutado que impacta fuera
de la zona esperada pueden ser la señal para el cambio.
En el tiro
informal o entrenamiento se hace durar más la piedra, ya
que no tenemos ningún requerimiento especial.