La esfera es el proyectil de menor coeficiente balístico de entre
todos los existentes, tan solo una piedra tiene peor
balística. Sin embargo
su peor defecto es su mejor virtud, pues en la esfera el
centro de gravedad siempre es equidistante a todos sus
lados, por lo que su vuelo es predecible,
especialmente cuando es disparado por un
cañón de ánima lisa, y
probablemente el más adecuado
en estas condiciones.
Cualquier deformación hará que su vuelo sea errático,
tanto más cuanto mayor sea la distancia recorrida.
Dicho esto entenderemos que cuanto más perfecta sea la
esfera, mejor será su comportamiento en vuelo.
Esto es una
hipótesis
contrastada,
sin embargo
tiene una relativa influencia en la
especialidad de Cominazzo,
pues la distancia a la que se dispara, 25 metros,
resulta
insuficiente
para que se aprecie con claridad
la dispersión a causa de la balística de exterior.
Aun así, el autor procura disparar proyectiles lo más
perfectos posibles, y generalmente poco forzados para
evitar
deformarlos
en exceso. Algunos tiradores emplean
proyectiles sensiblemente
endurecidos, personalmente
también lo he probado en alguna ocasión, no apreciando
con ellos
mejora alguna.
Dicho esto, los mejores resultados deportivos los he conseguido
empleando proyectiles de plomo
puro, no muy
forzados, es decir, de calibre sensiblemente menor al
aparentemente adecuado por entrar más ajustado.
Existe una anécdota muy curiosa respecto de los
proyectiles esféricos en una pistola de chispa. Ocurrió
en el
campeonato de España 2004 que fue disputado en
instalaciones del Club de Tir Esportiu Mallorca.
El actual récordman de la especialidad,
José Patiño Lillo, conseguía
sumar una marca de 97 puntos, estableciendo un nuevo
récord de España que iguala el del mundo. Para ello
utilizó una pistola Lepage de Pedersoli con la llave sin
modificar, me refiero a que el rastrillo no estaba
calzado, ni el muelle aligerado. La carga utilizada
resulta cuando menos pintoresca, pues adquirió por error
unos proyectiles de un calibre inferior al usual, .445
en lugar de .457, y por no desaprovecharlos, los cargó
con doble calepino.
Todo ello sobre 36 grain de pólvora Suiza Nº2, cebando
con francesa PNF4 y una piedra de Ágata en las mordazas.
Resultado ¡¡¡97 puntos!!! Ni que decir tiene que el
amigo Patiño estaba exultante de alegría, casi ni se lo
creía, y tiene motivos para ello, una hazaña así creo
que la soñamos todos, y más aun en el día “D” a la hora
“H”.
Analizado fríamente no resulta nada novedoso adaptar el
proyectil al ánima mediante una envuelta de mayor
grosor, sin embargo tendemos a ajustarlo en el sentido
contrario, buscando el calepino
o envuelta
más fino posible.
Personalmente nunca empleo calepinos de grosor inferior
a 0,25, y preferiblemente de tela nueva sin lavar y
trama tupida.
Después de lo mencionado, no debemos cantar
¡¡¡Eureka!!!, y pensar que
tenemos
la solución. Para
conseguir una marca de este tipo se tienen que dar una
serie de circunstancias
o coincidencias
en las que el tirador
será
la
parte central y sin la cual resulta imposible conseguir
nada. Es cierto que el conjunto del arma, carga y
encendido deben ser perfectos durante al menos 10
disparos, pero es el tirador el que en definitiva tiene
que
ejecutarlos con la precisión necesaria para que estos
impacten en el
sitio exacto.
Pero no solo se puede tirar Cominazzo con proyectiles
envueltos, también se puede hacer con proyectil forzado,
y no van mal.
Por forzado no debemos entender que hay que usar la
fuerza para introducirlo, solo se trata de cargarlo sin
envuelta, por lo que el proyectil debe medir el calibre
exacto del ánima del cañón.
Es como comencé con la pistola de un
amigo, y las marcas no eran inferiores a las conseguidas
con proyectil envuelto. Sin embargo
la cantidad de
residuos
acumulados en el primer tercio del ánima
es mayor, pues el calepino humedecido ejerce
algún tipo de limpieza sobre
la misma
cuando bajamos el
proyectil. En los campeonatos internacionales no es
infrecuente ver algunos tiradores que cargan forzado, y
no les va nada mal.
Y entre estos he podido apreciar que algunos que limpian
el ánima entre disparos.
Generalmente
cuando se emplea este método, suelen emplearse
proyectiles
sensiblemente lubricados.
Existe otra variante poco extendida, la de los que
emplean proyectiles esféricos normales
pasados por la escofina y lubricados posteriormente a
los que
denomino “ferreros”. A estos
últimos los llamo así por la particular forma que
tienen, se trata de proyectiles esféricos normales a los
que les dan un tratamiento de escofina sobre una
superficie protectora, generalmente una toalla doblada,
de forma que los “crateriza”. Esto permite
cargarlos sub-calibrados y
las múltiples aristas lo mantienen en el sitio.
Por supuesto que el autor los ha probado, y no van mal,
pero resulta bastante engorroso darles el tratamiento de
escofina, y tampoco se percibe una mejora substancial
más que la que se obtiene al cargar mucho más rápido.
Ciertamente existe el viento balístico, pero parece que
no afecta en demasía, pues el comportamiento no es
deficiente.
¿Qué es mejor para competición, proyectil envuelto
o forzado?
Cualquiera de ellos
cumple
con creces en competición.
Sin embargo la mayoría de
los
tiradores
internacionales
se decantan por el
proyectil envuelto, supongo que por el efecto limpieza
que
realiza
el calepino humedecido
durante el proceso de carga.
Algunos tiradores atacan con fuerza,
¿no
les afecta a la precisión?
Es cierto
que algunos tiradores atacan fuerte, yo mismo podría ser
uno de ellos. Sin embargo no creo que lleguen a deformar
en exceso la esfera, en primer lugar porque la cabeza
del atacador suele ser cóncava. Pero por otro lado,
disparamos a 25 metros, distancia insuficiente para
apreciar con claridad los efectos negativos que la
sensible deformación puede acarrear al proyectil en
vuelo. Son otras las variables que afectan en mayor
medida a la precisión y exactitud de nuestros disparos.
Algunos tiradores emplean un
accesorio con el proyectil
ya envuelto y humedecido,
¿es
mejor, que ventaja obtienen?
No es mejor
que el proceso clásico, pero si obtienen ventajas. En
primer lugar destacar que no es un método nuevo, ya en
tiempos pasados los pioneros americanos solían llevar
los proyectiles de esta manera para acelerar el proceso
de carga.
La principal
ventaja que se obtiene es en forma de tiempo, ya que
facilita y mejora el proceso de carga. No se pierde
tiempo centrando el proyectil sobre el calepino, ya que
vienen precargados de casa y solo resta humedecerlos
antes del comienzo de la competición.
Probablemente se deforma menos la esfera al iniciarla al
cañón.