José Ramón Galán Talens

Parte primera

Parte segunda Parte tercera Parte cuarta

 

Su misión es la de obturar los gases del disparo, y en las armas estriadas, además de lo mencionado, transmitir al proyectil el efecto giroscópico de las estrías, a fin de estabilizarlo en su vuelo hacia el blanco.

 

Primera parte

 

Denominamos con esta palabra al trozo de tela con el que se envuelve un proyectil esférico al cargarlo en un arma de avancarga. A pesar de haber indagado bastante, desconozco el origen de la palabra "calepino" cuando se refiere al uso que le damos los tiradores españoles que practicamos el Tiro Deportivo con Armas de Avancarga. Según la enciclopedia ESPASA, se conoce con esta palabra al "Diccionario de la lengua Latina" escrito por el monje agustino Ambrogio Calepino en 1502, sin ninguna otra acepción que nos dé pistas sobre su origen.

Uno de los mayores expertos en armas antiguas, D. José Borja Pérez, opina en su libro "La Historia de las Armas de Fuego Portátiles a través de la colección del Museo del Ejército":

El término "calepino" es, a mi juicio, erróneo, por no ser utilizado por nuestros antepasados, que se limitaron a denominar al trozo de tela que envolvía a la bala con el termino "envuelta" o "envoltura"; así figura en la escasa bibliografía en español sobre el tiro con armas de ánima rayada......

Así, nuestro Alonso Martínez de Espinar, en su libro "Tratado de Ballestería y Montería", escrito en 1644, ya habla de la conveniencia de envolver las balas de los arcabuces con rayas.

Denominado por los países anglófonos como "patch" (parche o trozo de tela), parece incluso más acertado que nuestro "calepino", palabra que un profano en la materia no sabría a que se refiere. No obstante, su uso está generalizado entre los tiradores españoles (y franceses) y con ella nos referiremos a ese trozo de tela que envuelve al proyectil.

Su uso humedecido facilita la carga, mejora la toma de estrías, limpia el ánima durante el proceso de carga, se adapta al cañón atenuando las imperfecciones, modificando el espesor del tejido podemos adaptar el proyectil al cañón del arma, nos permite aumentar la velocidad inicial por encima de lo que resistiría el proyectil desnudo etc. Como veréis toda una serie de ventajas que no podemos despreciar.

 

Calepino de lino y trama gruesa envolviendo un proyectil de calibre .54

Este calepino cumplirá correctamente su función, pero es mas fácil cargarlo si empleamos uno de un diámetro superior, este queda excesivamente ajustado.

Su historia

 

Desde antiguo se tuvo la necesidad de usar un elemento que obturase los gases y evitara el temido viento balístico (gases que escapan en el momento del disparo pasando entre el proyectil y el cañón) que les hacia perder una parte muy importante de potencia y regularidad en el disparo. Para contrarrestarlo se emplearon multitud de elementos, como la paja apelmazada, el papel contenedor del propio cartucho (militares), la estopa de fibras vegetales, tacos de madera o barro cocido etc...

En la época a que nos referimos el proyectil esférico era prácticamente el único que se usaba (tanto en armas cortas como largas) hasta principios del siglo XIX en que comenzó el desarrollo de nuevos proyectiles para las armas largas rayadas. Para las armas cortas siguió usándose principalmente el esférico, al menos hasta la aparición del cartucho metálico de fuego central para arma corta en el último tercio del siglo XIX.

No se sabe a ciencia cierta quien inventó, descubrió o empleó por primera vez el calepino, y según las fuentes varía bastante, arrimando cada cual “el ascua a su sardina”. En los escritos europeos anteriores a la fecha en que comenzó a usarse en Norteamérica, no se hace referencia clara sobre la utilización de algún tipo de envuelta para proyectiles esféricos, por lo que me inclino a pensar que su uso fue descubierto –o al menos sus virtudes- por los pioneros en la colonización de los Estados Unidos y Canadá. Aunque tampoco existen documentos escritos, se sabe a ciencia cierta que era usado habitualmente por los cazadores de Pennsylvania y Kentucky, tanto para la caza como para la práctica deportiva a que eran tan aficionados.

 

Mi investigación sobre el tema me permite conjeturar una hipótesis sobre su descubrimiento que me parece verosímil, mas si tenemos en cuenta la situación de esos primeros exploradores, en cuanto a necesidades de todo tipo de herramientas y materiales, teniendo que sobrevivir con lo más básico, que en algunas ocasiones, solo era su rifle y un cuchillo, no disponiendo de tiendas donde reponer lo consumido.

En esta situación pudo verse alguno de estos cazadores-exploradores del nuevo mundo, cuando se le acabaron los proyectiles esféricos de su rifle (siempre que podían recuperaban el proyectil disparado del animal abatido para su reutilización) y en la visita anual que realizó al almacén donde vendía las pieles y se reabastecía de sus necesidades (pólvora, sílex, azúcar, harina etc.), se encontró con que no había proyectiles esféricos del diámetro que necesitaba, por lo que no tuvo mas remedio que aventurarse a usar los de un calibre menor envueltos en un trozo de piel fina engrasada. Cuando probó el nuevo sistema descubrió que el proceso de carga era mucho más fácil que bajar un proyectil de plomo clavado a las estrías, sobre todo después de haber efectuado algunos disparos. También permitía disparar más veces sin tener que limpiar a fondo el cañón, pues cada vez que bajaba un nuevo proyectil envuelto, limpiaba el ánima del cañón. Pero lo que más favorablemente le impresionaría, era la mayor potencia alcanzada (optimizando el uso de la escasa pólvora de fusil) y la precisión era muy superior, pudiendo efectuar disparos precisos a mayor distancia. Con todas estas ventajas, aquel humilde cazador debió quedar maravillado, pero esta ha sido la hipótesis romántica, la mas realista debió cursar de otra manera; seguramente algún avispado comerciante no pudiendo ofrecer todos los calibres de proyectil esférico (en la época no había uniformidad de calibres ni de criterios de producción), se limitase a tener unos pocos representativos, aconsejando la envuelta de tela o piel para adaptarlos al calibre del arma.

A estos cazadores se les denominaba en la época “long rifle” (rifle largo) haciendo alusión al arma que portaban y que les haría famosos por su proverbial precisión en el tiro a larga distancia y que si tenemos en cuenta los medios que usaban (llave de chispa, proyectil esférico y pólvora negra) veremos que parecen fantásticas, si no fuera porque quedó constancia escrita de sus hazañas.

 

Es probable que en Europa se conociera el uso del calepino antes que en el continente americano y que la idea fuese exportada por alguno de los que emigraron por necesidad al nuevo mundo, pero indudablemente, fueron estos pioneros americanos quienes hicieron un uso mas intensivo del mismo, perfeccionando su uso y sacando el máximo provecho del calepino o envuelta en el tiro con arma larga.

Es a partir de ese momento en que las armas largas de tipo civil (sobre todo en el continente americano), empezaron a usar el calepino (envuelta de tela sobre el proyectil esférico) no siendo ya necesario el empleo de tacos, mientras que en Europa su uso nunca fue mayoritario, si bien los propietarios de las pistolas de duelo o tiro de mas alta calidad, si que emplearon este elemento, sobre todo en la segunda mitad del siglo XIX. En el ámbito militar, jamás se usó el calepino o envuelta, tan solo algunos grupos de tiradores especializados (civiles movilizados junto con sus armas) lo emplearon y aun así muy esporádicamente. Incluso las carabinas rayadas (militares) de finales del XVIII y principios del XIX cargaban el proyectil atacándolo muy fuerte a base de golpes de baqueta, para que tomase las estrías por deformación.

 

Como anécdota quiero resaltar que los soldados suizos (1860) emplearon en su carabina Federal unos proyectiles con envuelta de tela. Para ello disponían de unos proyectiles cilíndricos subcalibrados rodeados por un trozo de tela engrasada, que empleaban en disparos a larga distancia (mas de 400 metros) y que se cargaban con el doble de la carga normal de pólvora (7 gramos). Esto se hacía así con el fin de permitir el disparo a una mayor velocidad inicial (490-525 mts), consiguiendo con ello un mayor alcance efectivo, que no era posible empleando el proyectil original de plomo desnudo, porque cegaría las estrías con residuos del mismo, mermando de forma considerable la precisión del arma en los disparos siguientes. Para facilitar la carga de estos proyectiles, los primeros centímetros del cañón de dicha carabina, carecen de estrías.

 

Izq.- La envuelta no solo ha sido utilizada en proyectiles esféricos, durante el siglo XIX las envueltas de papel o tela fueron empleadas en proyectiles cilíndricos para disparos a larga distancia y con una alta velocidad inicial. Esta envuelta permitía disparos precisos e impedía que el ánima del cañón se emplomara con restos de plomo debido a la temperatura que generaba la fricción durante el disparo, especialmente cuando se sobrepasaban los 350/400 mts.
Der.- Proyectiles de la carabina Federal Suiza para tiro a larga distancia (reproducidos).

 

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