Proceso de carga
El proceso
de carga de un fusil militar es de los más sencillos que
existen entre las armas de avancarga. Tanto es así que lo
considero un factor clave en el interés de los aficionados
por los fusiles militares de percusión, no tanto por la
competición en sí misma, sino como práctica deportiva y/o
lúdica con armas de sobria belleza cargada de historia.
Los
complementos o accesorios que necesitamos para la carga de
un fusil militar, desde el punto de vista deportivo, son los
siguientes:
Baqueta
de carga y limpieza.
Preferiblemente fabricada sobre la base de una varilla de
latón de 9 mm de diámetro. Ello le confiere un peso y
elasticidad que nos ayudarán a realizar una carga precisa.
La punta de carga y/o lavador siempre de latón, pues estará
en contacto con el ánima y éste es el mejor material para
ello. Imprescindible que la baqueta disponga de protector de
boca, preferiblemente de material plástico para evitar
golpes innecesarios en esta parte del ánima, la más crítica.
Tras finalizar la sesión de tiro nos permitirá pasar un
trapo impregnado generosamente de aceite para neutralizar
el efecto corrosivo de los residuos
salinos de la combustión. De esta forma protegemos el
ánima hasta que podamos limpiarlo en profundidad, algo que
en ocasiones no puede realizarse hasta varios días más
tarde.
Embudo
reglamentario de carga.
Rimbombante nombre el que le hemos dado, y se refiere a que
tiene una longitud del prolongador sensiblemente inferior a
la máxima permitida por el reglamento MLAIC. Se trata de un
embudo para facilitar la carga y evitar que se derrame. El
prolongador, aunque limitado en longitud, ayuda a que la
carga entre centrada al interior del cañón.
Antes de la
sesión de tiro prepararemos en la mesa las cápsulas
fulminantes, las cargas de propelente en tubos
dosificados individualmente, la sémola si vamos a emplearla y los
proyectiles ya engrasados y calibrados. También un mínimo de
herramientas por si surge un imprevisto. Las hoja de tiro
donde llevamos anotado el proceso de carga que empleamos, la
forma de apuntar, preferiblemente con un dibujo o croquis y
cualquier otro elemento que nos pueda facilitar el
desarrollo de la prueba.
No debemos olvidarnos del
resto
equipo
necesario, gafas, protectores auditivos, esterilla de tiro
etc. Esto último no son elementos de carga, pero no debemos
descuidarlo.
Personalmente también dispongo de unos trapos de limpieza,
pues aunque no es mi costumbre aceitar demasiado el ánima
del cañón, si suelo pasar un trapo de secado antes de la
sesión de tiro a fin de eliminar posibles restos de aceite.
Para ello no solo introduzco y extraigo el trapo, sino que
realizo un movimiento de vaivén enérgico para bombear aire a
través del canal de fuego y la chimenea. La presión generada
por el aire comprimido se supone que calienta sensiblemente
la recámara, pero esto ya es hilar muy fino.
Personalmente creo que me ayuda a descartar fallos de
ignición en los primeros disparos. Y aunque no sirviera para
ello, me da confianza pensar que si.
Tras
finalizar la sesión de tiro, también empleo un trapo de
bayeta, en ésta ocasión impregnado generosamente de aceite,
para proteger el ánima de los restos corrosivos de la
combustión. No queda limpio, pero de alguna manera
neutraliza temporalmente el proceso de corrosión. Solo abuso
del aceite para armas tras las competiciones, me tranquiliza
saber que están relativamente protegidas hasta que las pueda
limpiar.
Para
describir el proceso de carga en competición, partimos de un
arma limpia y sin restos de aceites en el ánima y/o canal de
fuego (el que comunica la chimenea con la recámara):
1º Antes de iniciar la carga es conveniente disparar
uno o dos fulminantes con el fusil encarado hacia adelante y
hacia el suelo. Con esto eliminamos los posibles restos de
aceite que pudieran quedar en el canal de fuego, y nos
aseguramos de que no hay obstrucciones en el mismo.
2º A
continuación apoyamos el fusil en vertical sobre la mesa de
carga, cañón mirando hacia arriba, introducimos el embudo y
vertemos la carga de pólvora y a continuación la de sémola
si decidimos emplearla.
3º Introducimos el proyectil y ayudándonos de la
baqueta de carga lo bajamos hasta hacerlo descansar
firmemente sobre la misma. Algunos tiradores solo se apoyan
en el mismo, otros en cambio lo aseguran con
unos golpes de baqueta. Ambas fórmulas valen igual si el
proyectil está calibrado con exactitud y la punta no es
aguzada, en cuyo caso la deformaríamos irregularmente
perjudicando la aerodinámica.
4º Nos situamos en el puesto de tiro
de cara al blanco y enlazamos la correa en el brazo. Nos tumbamos y
tomamos la posición. Levantamos el percutor hasta la posición de armado e
insertamos la cápsula fulminante.
5º El fusil está cargado y dispuesto. Corregir
posición si fuera necesario, respirar, apnea mientras
apuntamos y ejecución del disparo evitando el tirón. Tras ello
nos levantamos y regresamos al punto 2º.
Creo que se tarda más en describirlo que en
realizarlo. Es así de sencillo, y el paso 1º desaparece en
el resto de la sesión de tiro.
La sémola ya sabemos de sus adeptos y
detractores, de la misma forma que sabemos que el reglamento
MLAIC la permite. Personalmente la aconsejo porque no
perjudica el rendimiento, y si puede mejorarlo. En muchos casos nos
ayudará a limitar la cantidad de residuos que se
acumulan en el ánima a medida que avanza la tirada. Y además
atenúa pequeños errores en el atacado del proyectil, tanto
si lo golpeamos sensiblemente, como si solo apoyamos sobre
la carga ayudándonos de nuestro peso.
El procedimiento de carga
está resumido de una forma práctica, pero en realidad los
tiradores lo realizamos con una especie de misticismo, como
queriendo percibir sensaciones, y de hecho creo que las
percibimos y ello nos da confianza.
Personalmente le doy
mucha importancia y lo realizo con extrema sensibilidad,
pues estoy convencido de su relevancia en la consecución de
resultados deportivos. Y aunque soy de los que le dan dos
toques para afirmar el proyectil, no son dos golpes de
cualquier manera, están muy mecanizados y procuro que la
fuerza sea igual, y en caso de duda por defecto, no doy un
tercero, levanto la baqueta unos centímetros y la dejo caer,
el sonido me da a entender si el proyectil está bien
asentado.
Didáctico video del Campeonato de España Avancarga 2017.
Proceso de carga y disparo Minié. Nunci Rodríguez y José
Miguel Triquell (1:31").
Ver
Video del Campeonato
de España Avancarga 2015. Ambiente de competición en
cancha durante una entrada de concurso Minié (7:56").
Ver
|