Los fusiles militares de percusión fueron un gran avance tecnológico y precursores de los grandes cambios armamentísticos en la segunda mitad del siglo XIX. Podemos considerarlos como armas de transición hacia los nuevos sistemas de repetición y desaparición de la pólvora negra como propelente de las armas ligeras. Su importancia en la historia se debe a lo convulso de las políticas geoestratégicas y los grandes conflictos en que se vieron envueltas. La actual sociedad moderna nos permite revivir y practicar con este tipo de armas con fines puramente lúdicos y deportivos.

 

Limpieza del arma

La limpieza de un fusil militar no reviste el más mínimo problema o complicación, ya que carece de piezas o mecanismos de funcionamiento crítico, como corresponde a un arma de este tipo.

Después de una sesión de tiro, sea de entrenamiento o competición, es conveniente lavarlas a fondo con agua. En caso de que esto no sea posible a corto plazo, impregnar el interior y exterior del cañón con aceite para armas. Con esto neutralizamos el proceso de corrosión durante unos días hasta que podamos ocuparnos de ella.  

 

Los residuos salinos de combustión de la pólvora negra son salinos y por tanto muy higroscópicos, además contienen elementos que aceleran el proceso de corrosión, especialmente cuando se dan determinadas circunstancias de humedad ambiental y calor. Afortunadamente, estos residuos son solubles en agua, por lo que su eliminación resulta sencilla y rápida. 

 

Para lavar el cañón, procederemos a desmontarlo de la caja sacando las abrazaderas, y el tornillo de la rabera en los modelos en que sea necesario. Seguidamente lo separamos de la caja, pues esta es la única forma de limpiar un cañón en su totalidad. Lo introducimos por la parte de la recámara en una cubeta con agua y frotamos con un cepillo de higiene bucal sobre la zona de la chimenea y recámara hasta que desaparezcan los restos de carbón. 

 

A continuación con la baqueta de limpieza apropiada (generalmente la misma que empleamos como baqueta de carga si dispone del lavador-empujador adecuado) y trapos de bayeta cortados a la medida que se requiera, los introducimos a través del ánima y con una acción de vaivén bombeamos agua hasta que salga limpia por el canal de la chimenea. Es conveniente que los trapos de bayeta entren sensiblemente apretados para que también se produzca limpieza por arrastre. 

 

Con esta sencilla acción eliminaremos los residuos del ánima y el canal de fuego. El exterior del cañón lo limpiamos simplemente pasando un trapo de algodón. Lo secaremos bien interior y exteriormente y le daremos una fina capa de aceite como protección final. Durante la fase del secado, y aunque empleemos aire a presión para ello, resulta conveniente pasar algunos trapos de bayeta secos, y apretados, para que continúen la labor de limpieza por arrastre, y lo haremos hasta que salgan totalmente limpios de cualquier tipo de residuo.  

La llave y la madera apenas requieren que les pasemos un trapo limpio y seco. 

 

Para la protección del rifle solo precisa de una fina película de lubricante especial para armas. El autor, al igual que muchos otros tiradores, emplea WD-40 desde hace muchos años. Se trata de un aceite basado en un alto porcentaje de hidrocarburos que tiene una buena acción disolvente y desengrasante, al tiempo que deja una fina capa lubricante. Cuando pasamos un trapo ajustado e impregnado con este aceite de protección, aun es posible ver como arrastra y elimina los pocos restos que quedan.

 

Montaremos todo de nuevo en el orden inverso a como lo desmontamos. Comprobaremos que la llave funciona correctamente y que el martillo incide centrado sobre la chimenea. Con esta revisión el arma queda dispuesta y preparada para una nueva sesión de tiro, o para ser guardada. La limpieza del arma es de alguna manera una revisión integral de la misma, o al menos así es como lo ve el autor. Cuando termino la limpieza, el arma queda en su estuche con todo dispuesto para comenzar una sesión de tiro.

 

La forma reseñada no es la única forma de limpiar un rifle, pero si una de las más completas. En las competiciones se puede ver de todo, incluso limpiar sin desmontar el cañón de la caja. Cada tirador tiene sus criterios y todos son respetables y seguro que estarán apoyados por claros razonamientos. El autor tiene los suyos propios y son los que expone, avalados por más de 25 años compitiendo sin haber tenido nunca que retirarse por avería ni por cualquier otro incidente.

 

También me resulta interesante la forma que he visto en algunos campeonatos entre los entrenamientos y la competición. Algunos participantes se limitan a introducir abundante aceite WD40 por la boca del cañón y pasar trapos de limpieza. Con ello consiguen un cierto efecto de arrastre, no perjudican el rifle y desde luego resulta más cómodo. Personalmente no me parece una buena solución, pero si falta tiempo, no debe descartarse y es lo que haría si no tuviera más remedio.

 

Sobre la necesidad de desmontar la chimenea, el autor no lo considera innecesario. Si es de calidad y está correctamente instalada y estanca a los gases, debe aguantar un gran número de disparos. La limpieza por bombeo de agua elimina los residuos del canal de comunicación sin ningún problema. Además cuando secamos el cañón de la misma forma, introduciendo con la baqueta  un trapo de bayeta seco y bombeando, la forma en que sale el aire nos dará mucha información, pues no solo sabemos que el canal de fuego está despejado, también podemos “sentir” cuando el canal de la chimenea está obstruido o se ha sobredimensionado en exceso.

 

Respecto de la protección del ánima, el autor quiere subrayar que cuando finaliza la sesión de tiro introduce abundante aceite al interior del ánima, también pasando uno o varios trapos lubricados. Esto lo hace para frenar el proceso de corrosión electrolítica que los restos de la combustión inician de forma inmediata.

 

Todo lo contrario que tras la limpieza a fondo del arma en casa, donde limita la cantidad de aceite a una mínima película de protección, de forma que no gotee. El exceso de aceite en el canal de fuego que comunica la chimenea con la recámara suele generar problemas de ignición posteriores. Si por algún motivo nos ocurre, pasar con la baqueta un trapo seco y ajustado y bombear aire hasta que salga el excedente en forma de spray por la chimenea. Ello evitará que en la próxima sesión de tiro se nos presenten fallos de ignición en los primeros disparos y un mayor acúmulo de suciedad en el canal de comunicación y como consecuencia de ello retardos. No resulta infrecuente ver en los campeonatos, rifles que no consiguen realizar el primer disparo. 

 

Campeonato de España 2011, Gurb-Barcelona. Limpiando el Zouave de Marta Galán tras la sesión de entrenamientos, que no debe de haberle salido muy bien a tenor de la "carusa" que pone.

 

Campeonato de España 2017, CEAR Granada. Es tedioso limpiar las armas en un sitio distinto del habitual, falta el aire a presión y otras comodidades. Pero necesario tras las sesiones de entrenamiento previas a los grandes eventos.

 

 

Lorenz Extra-Corps Gewehr original propiedad de un compañero que lo adquirió hace unos años. Aunque lo emplea en competición, aun  está en período de encontrar los consumibles más indicados para obtener el máximo rendimiento posible.

 

 

Comparativa de penetración y letalidad entre una minié de calibre .58 y otra de calibre .54. Ampliar
 

 

Campeonato de Europa 2012, Pforzheim-Alemania. Fase de concurso de Minié en la cancha del extremos derecho.

 

 

Campeonato de España 2019 disputado en el CEAR "Juan Carlos I" de Las Gabias-Granada. Antonio Cerdán en su primera participación en Minié. Emplea un Lorenz.

 

 

 

Campeonato de España 2018 disputado en el CEAR "Juan Carlos I" de Las Gabias-Granada. Cancha de 100 instantes antes de comenzar la prueba de Minié.

 

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